La artista plástica Yudit Vidal Falfe, en su Galería-estudio
en la ciudad de Trinidad, Cuba.
Como si estuvieran listas para salir y tomar el carruaje que
las conducirá por las calles trinitarias, con el empaque de las damas
aristócratas que enaltecían su atuendo con finos encajes tejidos a crochet,
deshilados, abanicos y cintas, así se nos presentan desde la proyección de sus
marcos, las mujeres salidas de los pinceles de Yudit Vidal Falfe, con la magia
de sus figuraciones.
Conocedora de las
tradiciones de Trinidad, ciudad en la que vive desde pequeña, ha sabido
imbricar su talento indiscutible con la maestría de unas 20 artesanas, cuyas
manos se mueven con destreza, dando vida con hilo y agujetas a confecciones que
integran la obra pictórica de Yudit.
Es así que mediante
el proyecto Entre hilos, alas y pinceles, surgido en abril del 2014, se reconoce
la labor realizada con la aguja como integrante indiscutible del patrimonio
intangible de la Villa de la Santísima Trinidad.
Visitar la
Galería-estudio de Yudit Vidal permite disfrutar del encanto de esos cuadros,
con soportes y técnicas artísticas sui géneris.
Destacan desde las
paredes los diversos formatos, que conjugan armoniosamente el dibujo, la
pintura en los trozos de tela con
deshilados, tejidos o bordados teniendo como tema a la mujer.
Conversamos en nuestro
recorrido con la artista, quien es embajadora universal de la Paz por el
Círculo de los embajadores de la Paz de Suiza/Francia, y nos permite a través del diálogo ameno y en
un ambiente sosegado, ir adentrándonos en sus motivaciones por el arte, surgidas
cuando aprendió a sostener un lápiz de color, una crayola y garabatear sus
primeros dibujos, reflejo de su interés por la pintura desde los primeros años
de vida.
Cuenta ya 38 años
de edad, pero mantiene el candor, la ternura infantil en su sonrisa y la mirada limpia, a la vez que un tanto
cómplice. Al mirar sus cuadros le preguntamos si pretendió reflejar en ellos
esos detalles que emergen cual si fueran autorretratos, pero presurosa aclara
que imagina esos rostros, los dibuja, los pinta, les trasmite sus figuraciones.
Tiene Yudit Vidal
Falfe otra gran fuente de inspiración en los paisajes trinitarios, en sus
calles de piedras, en las palmeras, en las mansiones donde destacan las
cubiertas de tejas rojas y las rejas de ventanales que semejan filigranas,
atrapadas en óleo sobre lienzos, en cartulinas y carboncillos.
Pero también del
imaginativo popular, de leyendas, duendes, fantasmas y exorcismos que son como
páginas amarillentas y quebradizas por el paso de los siglos, se nutre la
artista y nos hace partícipes al ver sus cuadros de aquella joven adinerada que
tuvo romances con un negro esclavo y su fantasma deambula aún por la ciudad en
busca del hijo mestizo nacido de ese romance, y que sus padres se apresuraron a
ocultar, dada su rancia estirpe y prejuicios de la época.
Cuán grande es el
universo atrapado por esta muchacha de baja estatura, de paso agigantado por el
arte, sí, agigantado, porque va dejando ya una huella notoria que admirar, que
disfrutar, en su trayectoria de artista graduada del Instituto Superior de Arte
en 2008, con estudios anteriores en la Escuela Profesional de Artes Plásticas
Oscar Fernández Morera en las especialidades de pintura, diseño gráfico y
técnicas a la acuarela en Trinidad.
Su obra no solo
tiene el reconocimiento de la Villa y de Cuba, sino también de otros países
donde se le conoce y ha participado en las más de 36 exposiciones personales y colectivas
exhibidas en una decena de naciones, como Italia, Luxemburgo, Holanda,
Ecuador, Francia, Estados Unidos y
España.
Formó parte de en
un proyecto con los niños que comenzó en Luxemburgo y se extendió luego a
Trinidad, porque le gusta enseñar a dibujar a los pequeños, e igual ha tenido la oportunidad de
diseñar libros en el contexto de la literatura nacional e internacional.
Ella integra el
proyecto Arte en casa, de Artex, y resultan muy atractivas sus propuestas
reflejadas en jarras, sombrillas, toallas y lámparas.
Sencillez y
modestia son características de esta joven artista, quien cada día sorprende
con nuevas entregas, matizadas por el virtuosismo y el talento que le permiten
recrear vivencias y remembranzas en una Villa con 503 años de fundada, a la
cual está unida por una pasión inspiradora.