jueves, 25 de diciembre de 2014

Sin agujas mágicas se teje el cariño entre amigos

Por María Elena Balán Sainz

   Dice un refrán que la gratitud es propia de los verdaderos amigos, entonces demos las gracias a quienes nos demuestran su amistad sin que medien intereses mezquinos, a aquellos que se alegran ante un éxito personal sin sentir envidia, a quienes comparten en igualdad de condiciones ofreciendo los mejores valores en la convivencia diaria.
   Toda amistad se fundamenta en una comunicación de vida, por eso tiene que tener reciprocidad y poseer expresiones como  respeto, consideración, cariño y admiración.
  Por estos días de fin de año no solo las familias se reúnen, también lo hacen las amistades, como medio de expresar afecto, buenos deseos, departir con alegría y pensar en proyectos futuros.
  Es recurrente escuchar "Buena vibra, amigo";" felicidades, que el 2015 te traiga todo lo bueno"; o también la frase de “Salud, dinero y amor”, en la cual se resumen tres aspectos que generalmente agradan, ¿por qué no?
    Si hacemos un balance de las cosas buenas vividas en este 2014, invariablemente recordamos a amistades que nos mostraron apoyo en momentos necesarios, bien con su quehacer a nuestro lado, con un  consejo oportuno, o la frase capaz de despertar el optimismo.
  Establecemos relación con ellos, bien sea por empatía desde el primer momento o por vínculos continuados debido a coincidencias en el lugar de estudio, de trabajo o de esparcimiento. Ahora, en tiempos de tecnologías más modernas, podríamos añadir que también sumamos amigos mediante redes sociales o correos electrónicos.
   Pero nunca debe asociarse la amistad con beneficios o influencias a su favor, bien para disfrutarlos con un trabajo de mejor remuneración, la solución de una situación burocrática difícil de resolver, u otras prebendas.
   Los buenos amigos luchan por superarse en sus virtudes exigiéndose mutuamente comprensión y ejemplo.
   Estos días son propicios para organizar encuentros, ya sea con un cierta antelación o hasta informalmente. Porque es sumamente agradable compartir los buenos deseos mientras bebemos una tacita de café, una copa de vino o también un menú preparado por aquellos que son más avezados en esos menesteres.
  Tertulias matizadas por lecturas de poemas, intercambio de tarjetas de felicitación, música para deleitar, un ramillete de flores sobre la mesa, fotos antiguas que nos afanamos en identificar y todo aquello que contribuya a estrechar lazos de afecto, son válidos en estas postrimerías de diciembre.
 

   Resulta agradable y reconfortante compartir con quienes tenemos  comunidad de intereses, o sea, cierta afinidad de vida, unidad de pensamiento, de sentimiento y de voluntad, aunque esto no quita que se puedan tener amigos con criterios distintos a los nuestros, siempre que prime el respeto..
  Yo desde ahora me sumo a la complicidad de participar en los encuentros que andan tejiendo mis amigos, no con agujas mágicas, sino con las del cariño y la mejor voluntad.

martes, 16 de diciembre de 2014

Ese amor que nos han dado


Por María Elena Balán Sainz
  Muy llevado y traído en estos tiempos es el tema de los pocos matrimonios que se formalizan, pues las parejas optan, generalmente, por convivir, apoyarse, disfrutar los buenos momentos o compartir las dificultades, pero eso de firmar un documento oficializando la unión no suma muchas estadísticas.
  Algunos comentan cómo han cambiado los conceptos en este sentido, lo cual está dado por múltiples factores sociales, económicos y hasta culturales. Pienso que lo primero es que exista atracción, amor, comprensión y respeto, aunque no se rubrique ante notario la unión.
  Sobre todo se aprecia en esta época una forma desinhibida en las personas de más años, esas que han quedado viudas, divorciadas o simplemente nunca se casaron y cuando menos pensaban, frisando los 50 y hasta los 60 años encuentran la media naranja que les compensa el día a día.
  No importa la edad, el sentimiento amoroso es igual,  se modifica solamente la actitud ante la vida en la medida en que se adquiere experiencia y madurez.
   Según los expertos, entre los 20 y los 30 años el amor es fantasioso, pues la imaginación tiene un rol determinante. Constituye una etapa en la cual se construyen las normas propias de conducta, más allá que la de los padres.
  A partir de los 30 años la experiencia amorosa ya ha desarrollado una madurez que permite sobrellevar la vida individual,  aun cuando el interesado no tiene al ser amado a su lado.
   Quienes componen esta década suelen tener vidas complejas y despliegan actividades que son separadas de la pareja. Este grupo, de acuerdo con los especialistas, ha de sentirse más estable y comenzará a apreciar que en ocasiones el amor no es para siempre, dado que tiene la posibilidad de transformarse.
 Una encuesta sobre el tema dio como resultado que la edad idónea para casarse son los 30 años, -elegida  por un 41 por ciento de los entrevistados-, mientras un 30 por ciento consideró que el momento es aquel en que aparezca la pareja idónea.
   Los 20 años quedaron en tercer lugar con un 15 por ciento, mientras que un cinco por ciento piensa que los 40 son propicios para contraer nupcias.
   Si el matrimonio o relación estable sucumbió, esta separación no es una razón que impida reconstruir la vida al lado de otra persona.
   Independiente de los motivos para vincularse otra vez, tanto el hombre como la mujer por su propia naturaleza necesita vivir en compañía, pero el daño causado puede crear pensamientos ambivalentes, por un lado la ilusión de amar y recibir amor y de otra parte repetir los mismos errores.
   Si se transita por los 40  o 50 años, el amor tendrá mucho que ver con lo que se ha vivido. Si han predominado los conflictos, sean personales o de pareja,  puede saber amargo y con visos de desconfianza.
  Siempre debemos hacer un esfuerzo por pensar de manera positiva,  para ver el lado bueno de las cosas e incluso,  los acontecimientos que no nos agradan, en ocasiones sirven de aprendizaje.
  Un equipo de investigadores llegó a la conclusión de que, rodearse de seres felices, influye positivamente en la felicidad personal.
  Este sentimiento está relacionado con factores tan diversos como la calidad de vida, la satisfacción en el trabajo, las buenas relaciones sociales y familiares, y por supuesto el cariño de la pareja, no importa la edad, lo principal es ese amor que nos han dado, a veces sin esperarlo.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Ciudad Maravilla: ¡Vamos a preservarla!




Por María Elena Balán Sainz
  Comienzo esta segunda semana de diciembre  con otra satisfacción personal, la selección de La Habana como Ciudad Maravilla del orbe, pues a pesar de que es cierto que todo sol tiene manchas, no por eso podemos dejar de admirar y reconocer su luz y calidez por encima de todo.
 Los lunares están en muchos lugares, no lo oculto, no solo en la Villa de San Cristóbal de La Habana, como algunos insisten en hacer ver con el ánimo de demeritarla.
  Admiro esta ciudad que me acogió en mis años de bachillerato, luego en mi desarrollo profesional y también familiar. Urbe en la que no nací, pero a la que amo, veo en ella más luz que manchas, porque estas últimas si tomamos  interés podemos ir disminuyéndolas. 

   Entre los muchos motivos para cuidarla, mantenerla limpia, velar por su patrimonio y preservarla se suma ahora esta nueva condición, dada a conocer por el sitio new7wonder.com, cuyo pronunciamiento oficial la ubica junto a Beirut (Líbano), Doha (Qatar), Durban (Sudáfrica), La Habana (Cuba), Kuala Lumpur (Malasia), La Paz (Bolivia) y Virgan (Filipinas).
  La fundación New Seven Wonder, de Suiza, patrocinó la encuesta y desde todos los sitios del mundo hubo votos favorables para la capital de todos los cubanos, por la cual igualmente sienten admiración, agradecimiento y respeto miles de nacionales y extranjeros.
  Desde Argentina, un abuelo emocionado nos escribe para expresar su alegría y destaca: “Allí estuvimos, ¡cuántos recuerdos maravillosos!. Dieguito y Yanil van a tener le felicidad de ver de nuevo a su Habana amada, ya que piensan ir al festejo de la Primera Promoción de la Escuela Latinoamericana de Medicina”.
  Mientras una  habanera residente en el exterior manifiesta “Me encanta la magia de La Habana de intramuros . Esa misma magia los cubanos la llevamos en la sangre”.
  Una colega nacida en esta urbe rememora “también es conocida como ciudad de las columnas; título dado por el escritor cubano Alejo Carpentier. Barroco encanto del talento que tejió la metáfora al crepúsculo en las aceras interiores habaneras, con esas columnas, a buen resguardo del caminante”.
  Más allá de los parámetros sociales, económicos o científicos que tienen en cuenta instituciones como la Unesco, en esta encuesta de la Fundación Suiza se valora lo popular, eso que atrae, como el calor humano, la belleza de sus paisajes, el embrujo intrínseco como una de sus características principales.
  No hay que olvidar las situaciones objetivas y subjetivas implicadas en las cicatrices que igual aparecen en la ciudad, esas que duelen a quienes la queremos y abogamos por su limpieza, por la creación de mayores posibilidades para preservar su patrimonio arquitectónico, como también por un comportamiento ciudadano más acorde con las buenas normas de convivencia.
  De ahí la urgencia a favor de cuidar lo tuyo, lo mío,  lo nuestro, bajo el principio del sentido de pertenencia que debe existir en todos los grupos    poblacionales, sin distinguir edades, sexo, ocupación o nivel cultural.  
  En estos tiempos se requiere afianzar el entendimiento, la unidad, el entusiasmo y las iniciativas positivas, en contra del resentimiento, la confusión y el desaliento surgidos en numerosos casos por nocivos estilos y métodos de trabajo y atención a quienes somos el pueblo. 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Antonio Maceo: afición por los caballos



Por María Elena Balán Saínz
  
   Aún cuando era un niño y sus cortas piernas todavía no alcanzaban los estribos, ya Antonio Maceo se perfilaba como un buen jinete. Con una gallardía y distinción innatas, tomaba las bridas del caballo, bajo las alentadoras lecciones de su padre Marcos, quien enseñó a todos los hijos de él y de Mariana, las artes de la equitación, la esgrima y el tiro.   
  Creció Antonio y con él su habilidad en esas tres vertientes. El elegante mulato, mezcla de sangre venezolana y dominicana, montó entonces muy buenos caballos, regalados por su progenitor y, el mejor de ellos, aquel que utilizaba para sus paseos, lo convirtió en un guerrero corcel, con el que se incorporó a la gesta independentista cubana en 1868, al igual que sus hermanos José y Justo y su padre Marcos. 
   Luego se iría incorporando el resto de la familia. Más de un caballo y una montura hubo de tener el Lugarteniente General Antonio Maceo a lo largo de las guerras de independencia de Cuba. En la última de las contiendas, aquella que fue modelada con manos de sabio escultor por José Martí, el Titán de Bronce como le llamaban a Antonio, tenía una silla de montar con estrellas de plata, según la vio el Héroe Nacional cubano el cinco de mayo de  1895, en un primer encuentro en la Isla, días después de su desembarco por Playitas de Cajobabo.   
   En esa ocasión  Martí escribió en su Diario de Campaña acerca del lugar donde se habían citado con Maceo, adonde no pudieron arribar a la hora a la que fueron citados. Iban de prisa él y el Generalísimo Máximo Gómez, hasta que llegaron al campamento del General mambí.  
  Martí describió al Titán de la siguiente forma: Maceo con un caballo dorado, en traje de holanda grís, ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas.

 EL COMBATE FINAL
    
  El siete de diciembre de 1896, cuando las tropas españolas sorprendieron a las fuerzas de Antonio Maceo en la zona habanera de San Pedro, relata José Miró Argenter que Maceo necesitó diez minutos para vestirse del todo, ceñirse el cinturón que sostenía el machete y el revólver, y ensillar el caballo, faena que practicaba personalmente en los casos bélicos para estar seguro sobre los estribos.                                
  Al hallarse en situación de combatiente, tocando con sus manos los arreos y convencido de que nada le faltaba, desenvainó el machete y con un ademán terrible mostró la senda de la batalla a los más conocedores del terreno. ¡Por aquí! –dijo en tono imperioso-, y expoleó el corcel.  
   Esa fue la última vez que montaría su caballo y utilizaría su montura, de la cual no se dan detalles de sus características. Muchas incógnitas surgen entonces, sobre cuál sería realmente la montura que utilizó Maceo, si la que se exhibe en el Museo Bacardí de Santiago de Cuba, donada por Miró Argenter, o la que fue entregada al Museo de la Ciudad, en el Centro Histórico de La Habana, por autoridades de España.         Especialistas en el tema, como el doctor Eusebio Leal, considera que la auténtica está en el Bacardí.
  Sin embargo, reconocen que la expuesta en la instalación cultural habanera representa todo un símbolo histórico y constituye una pieza de gran valor que puede ser admirada por  quienes visiten el lugar.   

lunes, 1 de diciembre de 2014

A cabalgar sobre el costillar de Rocinante

Por María Elena Balán Sainz

  Ante la relativa proximidad del inicio la Feria internacional del Libro Cuba 2015, casi a comienzos de año, bien vale llamar la atención sobre las bondades de fomentar el hábito de la lectura en la niñez, atrapada por estos tiempos en una urdimbre que no pocas veces incluye videojuegos violentos y películas, sean infantiles o no.
 Tal mensaje va dirigido a padres y familiares, quienes muchas veces no reparan en la importancia de los primeros años de vida para la definición de la personalidad de todo ser humano.
  Es la etapa cuando más moldeable es su conducta, por lo cual su formación dependerá de los buenos hábitos y valores que se les transmitan, apoyados por la escuela y la comunidad.
  ¡Cuántas emociones pueden vivirse al leer un libro de cuentos infantiles! Una buena evidencia, entre otras muchas, es que a más de un siglo de haber visto la luz, sigue cautivando con su encanto La Edad de Oro, escrita por José Martí.
  Igual resultado se siente con las lecturas de El cochero azul, de Dora Alonso, Negrita, de Onelio Jorge Cardoso, y Cuentos de Guane, de Nersy Felipe.
  No debe dejar de reconocerse que muchos padres acuden cada año a los estanquillos habilitados durante la Feria del Libro en el país para comprar los títulos más adecuados a la edad de sus hijos.
  El Pabellón Tesoro de Papel, dedicado a ese segmento, hace las delicias de los infantes asistentes, quienes se dan cita en el lugar con personajes salidos de los cuentos para recrear su inocencia y hacerles sentir felices.
  Pero no es errado tampoco continuar insistiendo en el tema de alertar a quienes más complacientes o menos preocupados por lo que los hijos consumen desde el punto de vista virtual, les dejan visualizar a su antojo cintas poco edificantes, con mensajes de agresividad y violencia.
  Porque muchos padres solo piensan en darles todos los gustos a los descendientes y si cuentan con recursos los rodean de equipos de última tecnología, que si bien complementan el desarrollo de habilidades, no suplen las enseñanzas de esas historias escritas en papel.
  Hay que poner al alcance de niños y adolescentes libros colmados de relatos que los eduquen, mejoren su lenguaje y lectura, y desarrollen su imaginación.
   El deleite de cómo metafóricamente decimos de “cabalgar sobre el costillar de Rocinante” es supremo, porque a la vez que disfrutamos de la lectura, el libro que llevamos en las manos podemos leerlo en cualquier sitio, bien sea bajo la sombra de un árbol, en la playa, en el campismo, en un transporte público, en el receso escolar o a la hora de dormir.
  Antes era hábito leerle a los niños un cuento para que se durmieran y cada noche el chico escuchaba alelado los textos de los hermanos Grimm, -tan apreciados aún en estos tiempos de avance tecnológico-, y hasta relatos tejidos con audacia por la imaginación.de la abuelita.
  Continuemos sirviéndonos del invento de Gootemberg, sin desdeñar los avances tecnológicos de estos tiempos más recientes, porque todo con la medida adecuada instruye y beneficia, mucho más si se establecen prioridades a favor de aquello que mejor influye en la formación de la niñez y la adolescencia. (Por María Elena Balán Sainz, AIN)