Tumba donde reposan los restos de Julián Padró, cuadro 22 del cementerio de Colón.
Texto y foto:
DANIELLA PÉREZ MUÑOA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana
DANIELLA PÉREZ MUÑOA,
estudiante de primer año de Periodismo,
Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana
Uno de los
sobrevivientes del naufragio del buque de vapor británico Titanic, Julián
Padró, barcelonés, posteriormente nacionalizado cubano, yace enterrado hace 60
años en el habanero cementerio de Colón.
El periódico cubano La Discusión, en fecha 29 de abril de
1912, reflejó la llegada a nuestro país de cuatro españoles solo 15 días
después del hundimiento. Además del barcelonés Julián Padró, chofer de 26 años,
también arribaron Emilio Pallás, un panadero de 29 años, y las hermanas
Florentina y Asunción Durán, de 30 y 26 años, de Lérida.
Luis Martín, jefe del Área Museológica del camposanto,
comentó: “El barco norteamericano Carpathia recogió a los náufragos
ateridos de frío polar. La embarcación los trasladó a Nueva York, donde
posteriormente una compañía naviera yanqui les costeó el pasaje hacia Cuba en
el mercante Monterrey”.
Al llegar, los alojaron en el hotel La Perla de Cuba, cuando
vivían aún toda la amargura y el horror de la terrible experiencia. Los
infortunados juraron que jamás abordarían de nuevo un buque, promesa que se
supone cumplieron hasta que les llegó la muerte. En la actualidad se desconoce
el paradero de los restantes sobrevivientes, afirmó el historiador.
Julián Padró nació en la capital catalana en 1886, de
ascendencia humilde solo cursó estudios elementales, desde niño trabajó para
sustentar a su familia, posteriormente se desempeñó como chofer. Tenía 26 años
cuando viajó en el navío con el fin de residir en Nueva York e intentar
prosperar, expresó Martín.
“En sus relatos, Padró recordó la lucha campal establecida
entre los pasajeros por hacerse de un lugar en los insuficientes botes
salvavidas. Afirmaba que en medio de todo el pánico, se deslizó por una de las
sogas y cayó sobre una barca”, declaró Teresa Aloy, historiadora del cementerio
de Colón.
Ya en la Isla, rehizo su vida y se casó con una joven habanera de familia de clase media, se desconoce si el matrimonio llegó a tener descendientes. En 1941 obtuvo la ciudadanía expedida por el estado cubano. Murió en 1954 a la edad de 68 años debido a un paro cardíaco, fue enterrado por su viuda y amigos en el cuartel S.O, cuadro 22, campo común de la Necrópolis Cristóbal Colón, en La Habana, aseguró Aloy.
Ya en la Isla, rehizo su vida y se casó con una joven habanera de familia de clase media, se desconoce si el matrimonio llegó a tener descendientes. En 1941 obtuvo la ciudadanía expedida por el estado cubano. Murió en 1954 a la edad de 68 años debido a un paro cardíaco, fue enterrado por su viuda y amigos en el cuartel S.O, cuadro 22, campo común de la Necrópolis Cristóbal Colón, en La Habana, aseguró Aloy.
Agregó que Padró siempre recordó que salvarse fue un
milagro, porque el galeón naufragaba y un elevado número de hombres murió
debido al protocolo de salvamento que se siguió en el proceso de evacuación,
conocido como mujeres y niños primero.
El Titanic se hundió en la madrugada del 14 de abril
de 1912, en las aguas cercanas a Terranova, tras la colisión con un iceberg. De
2 224 pasajeros y tripulantes, solo se salvaron 705, la tragedia constituye el
mayor desastre marítimo en tiempo de paz de la historia.