domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Escasea la oferta para activar líneas de celulares?




Por María Elena Balán Sainz
   Por estos días en La Habana y también en provincias como Holguín, por citar algunas, muchas personas interesadas han acudido a los lugares donde pueden activar una línea de servicio de telefonía móvil y han encontrado que hay limitaciones en esa oferta.
  Es cierto que con los nuevos servicios de CUBACEL, más atractivos, si partimos de la facilidad de tener correo @nauta.cu, desde los móviles, el cual  avanza progresivamente desde su apertura el tres de marzo, o de la opción desde noviembre próximo de solo tener que abonar cinco cuc y mantener la línea, han surgido nuevas demandas.
  Igualmente resulta bien acogida por los usuarios  la oferta de duplicar las recargas recibidas desde el exterior, la cual ha ganado en periodicidad, ya que se aceptan no solo en fechas significativas como Día de los enamorados, o de las Madres y Padres, sino en otros meses.
  Directivos de Servicios Móviles de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) refirieron a Granma hace unos meses que era casi nula la disponibilidad en las unidades comerciales de ETECSA, de teléfonos que admiten el sistema GPRS, imprescindible para la configuración del correo,  y acerca de la necesaria superación de los operarios con vistas a familiarizarse con la diversidad de modelos de celulares en manos de los clientes.
  No obstante, desde la inauguración del correo @nauta.cu han accedido a este más 100 mil usuarios hasta el mes de mayo, según datos ofrecidos por la entidad, prácticamente la tercera parte de lo planificado para el año.
  Pero la demanda sigue e igualmente la proyección de la empresa de telecomunicaciones en desarrollar las inversiones para mejorar y también aumentar este servicio y otros.
  De ahí que  continúen vigentes las proyecciones para este segundo semestre del año, como son la transferencia de saldo entre móviles y la extensión del período en activo de la línea celular.   
  Somos de la opinión que junto a esos esfuerzos, se requiere también velar porque no ocurran “picos” de mucha demanda y poca oferta en la adquisición de una línea móvil.
    La empresa, tal como han manifestado sus  directivos en más de una ocasión, labora para fortalecer todas las plataformas que intervienen en el servicio móvil, por lo cual se precisa que marche a igual ritmo la capacidad de ofrecer al interesado la adquisición del servicio de telefonía celular.
   Que no encuentre el cliente detrás del mostrador  la negativa de que ya hoy no tenemos oferta, espere unos días, vuelva usted de nuevo, ya que en muchos casos esa persona ni tiene tiempo de sobra, ni vive cerca de las referidas oficinas de servicio.
  Si realmente en la actualidad hay problemas con la disponibilidad de capacidades, ¿por qué no se informa puntualmente por los canales disponibles, de una manera clara y así no se hace perder el tiempo a nadie?.
  Las estadísticas de ETECSA indican que cada vez son más quienes acuden a las oficinas de Cubacel a solicitar el servicio, el cual si bien ofrece ventajas y comodidades, también representa desembolso para cualquier cubano.      Entonces, no debe encontrarse con  malas caras y negativas respuestas.
  Indagando sobre el asunto de referencia llamamos al lugar donde esperábamos una explicación sobre las limitaciones para activar una línea de servicio de telefonía móvil presentada en estos días, pero las respuestas fueron que desconocían que tal situación se hubiera presentado.
  A las preguntas de la periodista, una voz del otro lado del teléfono, resultó justificativa de algo que en realidad parecía desconocer.

viernes, 26 de septiembre de 2014

De todo como en botica





Por María Elena Balán Sainz

  Diariamente se presentan oportunidades de ayudar a alguien; a veces están ahí cerca de nosotros a la espera de un gesto generoso, de apoyo, solo falta darnos cuenta y tender la mano.

  Considero que el ser humano no puede perder  su voluntad de ayudar, aunque corran tiempos difíciles y algunos recurran a la popularizada frase de “Sálvese quien pueda”.

  A la espera del ómnibus, vi cómo un hombre se disponía a cruzar la calle con otro, que evidentemente era ciego, luego vi a un joven levantarse para ceder el banco a una señora en la parada, al tiempo que una pareja de la tercera edad caminaba por la acerca tomada del brazo y cubriéndose del sol con una sombrilla.

  Pero igual pude advertir la presencia de  un ebrio tendido en el suelo  y agarrando una botellita de ron. Un poco más allá una mujer hacía gala de su exposición sexuada a través del diseño y  los carteles en su pullover y corto pantalón . Ninguno parecía ser consciente de las opiniones negativas que generaban.

  Pensé entonces en cómo los progenitores deben inculcar desde la infancia los conceptos básicos en la manera de vestir, advertir acerca de lo aceptado socialmente como correcto y elegante y lo que debe llevarse de acuerdo con cada ocasión y horario.

  También me imaginé al alcohólico con una familia tal vez inexistente, rota por las consecuencias de su adicción. Lástima que estas personas caigan en ese agujero enfermizo y no recurran a ayuda especializada.

  La espera del ómnibus me permitió advertir la desenfrenada competencia de esos autos clásicos, ya viejos y contaminantes, con rótulo de taxi, cuyos choferes aceleran y violan el derecho de vía de otros vehículos por llegar primero al lugar donde hay posibles clientes.

   No toman en cuenta el peligro de tales actitudes, las cuales pueden desencadenar un accidente múltiple con sus graves consecuencias.

  Alguien cerca de mi fue hacia el contenedor de basura a echar el papel después de comer un pan con perro caliente. Lo buscó con la vista insistentemente, porque no estaba ubicado en un sitio fácil de ubicar.

  No todo es en blanco y negro como a veces pensamos. Al salir a la calle hay de todo, como en botica –tal era un dicho popular de antes cuando se les denominaba así a las farmacias-. Aparecen ante nuestros ojos buenas actitudes, otras transgresoras, en fin, que existen matices.

  El chofer del ómnibus con el rótulo de P-1 apareció de pronto y las de la cola corrimos unos metros más allá, donde paró y desintegró de esa manera la fila ordenada. El ebrio subió en el tumulto y me pidió con un gesto acomodarse en el estribo interior del vehículo.

  Le cedí el sitio y me aparté para que extendiera las piernas. Algunos lo miraron con desdén e hicieron gestos de desaprobación ante su cercanía y fetidez.

  En el interior de la guagua aprecié  buenas acciones,  como igual advertí otras desdeñables.  Noté, sin darle un sentido feminista a mis apreciaciones, que fueron más las mujeres que ayudaron a otros pasajeros, que los propios hombres.

   Vi como una muchacha cedió su asiento a una anciana, lo cual no hizo el pasajero sentado a su lado, quien se puso a mirar hacia afuera para evadir el “compromiso” de ser cortés.

  Al llegar a una parada frente a un hospital una paciente con una mano envuelta en gasa subió y se esforzó por sujetarse para no caer. Fue una mujer quien se paró de su asiento y la ayudó a sentarse. Precisamente, luego pude compartir a su lado al desocuparse el otro y me contó que iba un poco lejos y agradecía la amabilidad de aquella señora.

 ¿Nos sentimos mejores personas por nuestra acción a favor de los demás o vivimos en una burbuja que nos impide ver más allá del bienestar personal?

  Que la prisa con que vivimos no nos impida ayudar a los demás. La mejor recompensa será la satisfacción de haber hecho el bien sin esperar nada a cambio.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Tras la pista del P-350




Por  María Elena Balán Sainz
  

 No crean quienes leen este título que se refiere a una nueva ruta de ómnibus en la capital cubana, de esos que circulan bajo el rotulo de P con diversos números, según su ruta. Todo lo contrario, se trata del cemento Portland, inventado en 1824 en Inglaterra por el constructor Joseph Aspdin.
   Infructuosas visitas a tiendas recaudadoras de divisas en busca de cemento Portland P-350, Siboney, que es la marca cubana a la cual tenemos acceso, por supuesto con CUC o en su equivalente en moneda nacional, me impiden realizar un arreglo inminente en la cubierta del portal de la casa.
   La respuesta era coincidente en varios establecimientos: : "Hace tiempo que no recibimos ese artículo" . ¿Será que la producción toma otro rumbo, digamos internacional y no queda para los nacionales?
   Porque la realidad es que la venta liberada del cemento P-350 en TRD, no tiene un equilibrio entre la demanda y la oferta, aunque fue una medida aprobada por el Estado para apoyar a quienes emprendan construcciones por cuenta propia o hagan arreglos en sus viviendas. y requieran de ese producto de mayor calidad para techos.
   ¿Alguien puede darme información de dónde encontrarlo? Solicité a amigos y familiares, algunos de ellos me avisaron por teléfono que en Guanabacoa había, pero solo lo vendían a personas con subsidios, o sea, quienes recibieron préstamos bancarios para arreglar sus casas.
   Una llamada este sábado me alertó de la existencia del cemento Portland P-350 en la tienda recaudadora de divisas Vía Blanca, en San Miguel del Padrón, para la venta a la población.  Al dirigirnos al lugar, había cerrado la parte de Ferretería a las dos de la tarde, medida adoptada hasta octubre.
   No indagué acerca del motivo de tal decisión, lo importante era que había. A primera hora del domingo ya estábamos en el referido establecimiento y una bolsa con el precio de 6.60 cuc aparecía tras el mostrador. Cual chasco recibimos cuando la dependienta nos miró con gesto negativo en su rostro y llamó al otro que compartía con ella las ventas.
   “Quita esa bolsa de ahí, no hay venta para la población, eso es para subsidios”. Sin derecho a la réplica salimos del lugar, pero preguntándonos cómo podría el cliente normal acceder a ese producto al depender de los de la tienda  la decisión de dejar tal o más cual cantidad para personas con créditos y otra para quienes no lo poseemos.
   Eso por supuesto que puede generar condiciones para manejos inadecuados de ese artículo y aquellos que pagan un poco más al dependiente, bajo el manto del soborno, lo pueden conseguir.
   Muchos subsidiados pudieran verse afectados también por esta medida, porque todo va a parar a un contenedor donde no tiene cartel que distinga el de venta libre y el de créditos.
   Al salir de la tienda de Vía Blanca me detuve y pregunté a quien estaba en la puerta: ¿Con cuál sistematicidad reciben aquí el Portland P-350? Ufff, hacía cuatro meses que no entraba.
   El cemento que aparecía en horas de la mañana tras el mostrador había sido descargado el viernes y la dependienta esta mañana de domingo no tuvo en cuenta al abrir la ferretería ponerle la referencia de "Para Subsidios", con el fin de alertar a quienes hacían la cola infructuosamente.
   Un matrimonio que conozco me avisó que fuera a ese comercio porque ellos pudieron adquirirlo, sin tener crédito bancario el sábado.
   Pero a las dos de la tarde ya las puertas habían cerrado y al abrir en la mañana del domingo,  las más de 30 bolsas de las cuales nos dio referencia el joven dependiente, no podían ser vendidas a alguien que como yo, solo requería cuatro.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

A Santiago




Por María Elena Balán Sainz
Una cultura policroma, con ingredientes autóctonos como el bolero y el ron, confieren a Santiago de Cuba ese sabor caribeño, que la convierten en una ciudad donde cultos sincréticos, tabaco, ron, música y poesía se funden indisolublemente.
La legendaria Villa, fundada hace 499 años por el español Diego Velásquez sigue conservando su exuberante vegetación y su mar bravío, surcado por corsarios y piratas como el francés Jacques de Sores, cuya presencia en ella condujo a España a construir una fortaleza.
Surgió así el Morro, un enclave convertido en sitio de atracción turística, que acoge al Museo de la Piratería y desde donde se aprecia un bello paisaje de la bahía.


Es sitio de obligada visita la casona del conquistador Diego Velásquez, considerada la más antigua de América, con sus torneados balaustres en los ventanales, pisos de tabloncillo encerado y mobiliario colonial.
Al pasear por las calles santiagueras, el visitante puede degustar un rico café en La Isabelica, con sus pisos adoquinados y rústicos taburetes que recuerdan el cafetal de un francés que huyó de la guerra antiesclavista en Haití y se enamoró de una mestiza.
Quien recorra Santiago de Cuba no podrá sustraerse al sortilegio de la calle Padre Pico, ni podrá dejar de admirar la antigua Catedral en el entorno del parque Céspedes, flanqueado por el viejo Ayuntamiento.
Pero Santiago es mucho más que eso, es la ciudad donde se escucha el sonido acompasado de los tambores y la trompeta china, que invitan al movimiento cadencioso por calles y plazas durante los carnavales o el Festival del Caribe.



Esa ciudad tiene el sabor mágico del ron auténtico, el encanto de la mezcla de razas europeas y africanas y posee la calidez no sólo de su clima, sino de su gente solidaria, defensora de su identidad.