lunes, 17 de noviembre de 2014

Tengan su justo valor el centavo, el medio y la peseta




María Elena Balán Sainz





   Hay conductas que se suman a los hábitos y costumbres de algunos en la sociedad, persisten e, incluso, se incrementan de manera casi imperceptible como parte del día a día.

  Nuestro país, que debe continuar fomentando la formación de mejores valores para salvar su porvenir, requiere de la solidaridad entre sus habitantes, por eso resulta reprobable que algunos medren a costa de otros.

  Por mínimo que resulte ese hurto, es igual una transgresión eso de dar el vuelto con faltante de monedas, lo cual es un mal de algunos cajeros en tiendas de recaudación de divisas, pero también en otros servicios.

  De hecho, el consumidor sale en ocasiones doblemente afectado, porque el artículo  ha sido previamente incrementado en su precio con la llamada “multa”, o sea, el incremento puesto por dependientes a los precios oficiales.

  A la hora de cuadrar la caja, las ganancias son para quienes están detrás del mostrador cometiendo sutilmente esos delitos y quebrantando la ley, pero se van a sus casas con la cartera más abultada a costa de los clientes.

  Es recurrente la frase de “está en la lucha”, la cual traducida de ese argot popular quiere decir que está en busca de dinero, aunque para ello deba adulterar precios, “bautizar” botellas de ron o rellenarlas con bebidas de menor calidad.

  Faltando a la ética, a la honradez esa persona se vanagloria de su aparente progreso, de mostrar un estándar de vida por encima de otros.

  Aunque la mayoría de los cubanos vivimos al día, como resultado de nuestro trabajo, existen casos de quienes acumulan bienes personales en demasía  apropiándose de  lo de otros individuos y hasta de lo que pertenece al Estado.

  Es tal su afán de lucro que ya no solamente dan vuelto de menos o inflan los precios, sino que desvían artículos al mercado ilegal y falsifican documentos contables. Lo que no encuentra el cliente en la tienda, lo expenden otros fuera del local.

  Desde hace unos meses en todo el país está aplicándose la opción de pagar en las tiendas recaudadoras de divisas en pesos convertibles (CUC) o en pesos cubanos (CUP), lo cual ha sido acogido favorablemente.

  La iniciativa forma parte de las transformaciones económicas y sociales que experimenta el país y comenzó a aplicarse de manera simultánea en cada provincia cubana.

  Sin embargo, algunos clientes no salen satisfechos del establecimiento al recibir el vuelto, porque aunque pagaron con CUP le dan el vuelto en moneditas de CUC.

  ¡Vaya embrollo! Es difícil discernir cuánto recibe así con un simple golpe de vista y no son pocos los que hacen un mohín cuando ven su vuelto mermado.

  En ocasiones algunos clientes preguntan por qué no se le dan en moneda nacional, pero resulta oportuno aclarar que la cadena no dispone de fondo en CUP para realizar esta operación

  Esperamos que vaya perfeccionándose ese mecanismo, porque hasta ahora en las tiendas de divisas no se vislumbraba el final del problema del menudo.

  Y digo más, no solo en ese tipo de establecimientos, también en la oferta de otros servicios es recurrente escuchar: “Lo siento”, no tengo para darte el vuelto”.

  Por eso expresaba al inicio de este comentario que hay conductas que por cotidianas ya se suman a los hábitos y costumbres de algunos en la sociedad, y eso de darle correctamente el vuelto al cliente ha pasado de moda.

  Confiemos en que el quilo, el medio, la peseta vuelvan a reinar en su justo valor y el que compre o pague algo lo reciba como corresponde.

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